... EL GUSTO ES MIO
sábado, 24 de noviembre de 2007
BUENOS DÍAS, MUCHO GUSTO
viernes, 23 de noviembre de 2007
El espíritu que me acompañó... en verso
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.
El texto está titulado Ítaca
y pertenece a Konstantínos Kaváfis
Alguien más es responsable de que lo haya leído y se lo agradezco infinítamente.
Primero por haber tomado contacto en la inmensidad de un aeropuerto,
un no lugar por excelencia, pero que los vagamundos
tenemos la capacidad de reorganizar.
Y segundo, por haber entendido tan rápida y fielmente el espíritu
que guiaba mis recorridos.
martes, 20 de noviembre de 2007
Los mails que mandé...
*Desde Madrid (18-09-07)
*Tarde pero suculento (01-10-07)
*El Paris postergado (11-10-07)
Pero esto persigue otro objetivo... que el club de mis detractores, que supongo estará en épocas de crecimiento, ante la aparición de tantos nuevos elementos para el debate, no olvide, y tenga bien a la mano, los componentes reales que motivaron su constitución.
jueves, 1 de noviembre de 2007
COMO LA CALLE DE LAS PROSTITUTAS

martes, 30 de octubre de 2007
Recién empezamos...
jueves, 11 de octubre de 2007
El Paris postergado
Desde Lyon, república de Francia, una viajante vocinglera los saluda.
Este será probablemente otro reporte extenso pero, como su contenido no tiene fecha de vencimiento ni es urgente, no tiene por que ser leído íntegramente ni de un tirón.
Como anticipé me dedicaré en esta oportunidad a contarles de mi estadía en Paris, la ciudad de las luces y del amor, lo primero a cargo de casi todos los libros de historia y lo segundo un recorte estratégico para la cinematografía mundial. No negaré ninguna de las dos cuestiones, ya que aun despreciando el turismo de museos y elevaciones monumentales, mis recorridos libres y sin prisa, casi todas las veces, me condujeron a verdaderos documentos de la Kultura como decía Cortázar (que sigue pululando por ahí de la mano de la Maga cuando se aburre de la siesta en Montparnasse). Así, y casi sin quererlo, uno llega al Louvre, a
Tengo tanto más para contarles… pero me lo reservo para
Los destacados: La tarde que Montmartre me ofreció música para cantar y bailar. Y el paseo por el sena a bordo de un bateau-mouche con vinito tinto y aceitunas en mi noche de despedida.
Desde aquí mando en distintas direcciones millones de besos pero por si no alcanzan para todos les recuerdo que los quiero.
Suerte, Carla
Si por cualquier motivo usted no deseara recibir más este tipo de información, responda este e-mail con el asunto Ça suffit!
miércoles, 3 de octubre de 2007
lunes, 1 de octubre de 2007
Tarde pero suculento
Uff los tengo muy abandonados con mis relatos de viaje y ahora ponerse al día es bien difícil. La única razón de esta demora es que cada día que pasa las fórmulas para la aventura se multiplican, las relaciones interpersonales abren el juego a infinitas oportunidades y el tiempo nunca es suficiente para hacer todo lo que uno quiere. Habíamos quedado en Ibiza, recién llegadita… nada les conté de esa isla y los buenos amigos que supieron recibirme, ahora estoy en París con otros amigos, igual de buenos, pero tampoco saben nada de ello, y como si esto fuera poco, además asistí al tercer festejo de casamiento de mi prima en la Normandía francesa. No encuentro como poner en orden tantas experiencias. Si bien los escenarios geográficos, a grandes rasgos, no son más que tres, para describirlos dignamente las postales y las notas deberían ser millones. Lo que diré en primer lugar, entonces, es que una corriente japonesa me ha invadido y sin miedo a que se me acalambre el índice derecho no pierdo oportunidad para abrir el obturador de mi cámara fotográfica.
Mi estancia en Ibiza fue realmente relajada, quizás muchos se desilusionen por esto, pero yo sin embargo encontré muy atractivo apreciar la locura de la marcha sin participar prácticamente de ella. No pisé ningún boliche y sin embargo los conozco a todos por sus nombres y podría llevarlos a cada uno de ellos. La previa en la ciudad de Eivisa y personajes como Albarito (un fiestero residente) me alcanzaron para saber de que se trata. De todas formas no perdí la oportunidad de danzar y fue en Sa Trinxa con los pies sobre la arena.
Por lo demás compartir con amigos de toda la vida, y otros nuevos, las puestas de sol, el mate amargo en diferentes playas y calitas, la cata de bebidas varias (desde el más vulgar Paternina, hasta el más excéntrico Don Perignon) y la lujuria gastronómica (nunca olvidaré la caza de erizos en Cala Roja) me hizo inmensamente feliz. El sol tuvo la oportunidad, como pocas veces en mi vida, de broncear mi piel blanquecina sin ponerme roja como un tomate… lamento tanto que la arremetida del invierno europeo no les permita apreciar este fenómeno de
Con un poco de melancolía abandoné la isla para dar un gran salto… y así llegué a Paris. Lo que pensé que iba a ser un gran obstáculo, el idioma, se convirtió rápidamente en un interesante desafío. La olvidada práctica de hablar francés, las limitaciones que tengo con la telefonía celular por todos conocidas y la falta de datos sobre el paradero de mis amigos parisinos, no pudieron conmigo y logré dar con ellos sorpresivamente en pleno quehacer de sus prácticas cotidianas. Después de unos meses bastante relajados para ellos en función de actividades programadas llegué en la semana donde comienzan con nuevos planes de estudios, y a lo chiquita Legrand que trae suerte yo llegué juntamente con ofertas laborales para Laucho. Estas circunstancias hicieron que en primera medida tengamos mucho por que brindar, que luego, mientras ellos cumplen con sus responsabilidades, yo vagabundee por Paris compulsivamente como a mi me gusta, para después reencontrarnos en algún lugar estratégico para seguir brindando y conversando sobre la vida y esas cuestiones. De reunioncita en reunioncita ya conocí a varias personas, mi visita los conminó a hacer raclette en mi honor y con ese gustito en la boca emprendí mi viaje a Lisieux para encontrarme con parte de la familia.
La boda se celebró en un pueblito normando llamado Moyaux, y debo decirles que en ese paraje tan lejano, la iglesia del lugar tiene guardada mi rúbrica, ya que para no perder la costumbre siguen las buenas sorpresas para mi, y fui testigo oficial de un evento por demás pintoresco y del que además jamás imaginé participar. La fiesta estuvo realmente increíble, la comida deliciosa y en demasía… el menú no dejó de lado ni un solo plato típico de
Nuevamente en Paris, decidida a no dejar nada por ver… En el próximo mail intentaré hablarle sobre ello.
Aprovechando la norma del norte francés los saludo esta vez con cuatro besos, en una libre traducción al argentino es porque los quiero realmente mucho.
Perdón para los que este relato les parezca muy extenso.
miércoles, 19 de septiembre de 2007
Una canción de Ismael Serrano
(...)
Desde lo alto distingo,
entre un mar de luciérnagas,
mi pequeño barrio.
(...)
Lavapiés nos recibe,
fruta de narguile,
explosión de color.
Una mujer reza y llora desde un locutorio.
¿A quién se le ocurre
vivir tan arriba
sin un ascensor?
Malditas maletas.
Pienso en la mujer.
También lloro.
Soy afortunado.
Yo siempre vuelvo a Madrid.
(...)
Ciudad de mis noches,
del viento del pueblo,
de la resistencia,
del No pasarán,
¿qué hiciste en mi ausencia?
Dime que te acordaste de mi.
Abro los balcones,
te beso, el murmullo de las lavadoras
se mezcla con ritmos,
darbukas, bachatas e incienso.
Maldita ciudad, no es tu mejor momento
y aún estás hermosa.
He de confesarte que te eché de menos.
Agarro la guitarra
y canto para ti.
Qué bueno estar en casa.
Vuelvo a Madrid.
del disco "El Viaje de Rosetta"
martes, 18 de septiembre de 2007
Desde Madrid
Ahora ya en Ibiza, puedo contarles que mis primeros días en Madrid fueron intensos. Recorrí una buena parte de la ciudad con una extraña mezcla de tranquilidad y excitación absolutas. Los que me conocen bien saben que, me tomo muy a pecho el primer reconocimiento del lugar… con mapa en mano mis piernas y mi espíritu se animaron a cuanto recorrido se abrió en mi camino. Rápidamente conseguí apropiarme de una habitación en pleno centro (sin baño pero con conexión a Internet) por sólo 28 euros la noche, una verdadera ganga si se contempla que Madrid por estas fechas es una plaza muy complicada. Igual de rápido, tomé contacto con las criaturas de mi especie, hoy tengo la sensación de haber participado de una convención internacional en la que había representantes de todas las latitudes. Realmente, Madrid cobija a gente de todo el mundo… la resultante, muchos códigos que descifrar, mucha tela para cortar. Infinitas experiencias que con más tiempo les contaré de regreso.
Entre otras cosas: comí en el Museo del Jamón, dancé en el Palacio Gaviria, me escabullí entre la multitud del Rastro y me reflejé en el río Manzanares. Usé mi abono de metro en Tirso de Molina, Gran Vía y Tribunal… también en Esperanza (sólo para los entendidos, tengo que decir que muchas otras cosas me hicieron canturrear las canciones de Sabina). Caminé varias veces por Hortaleza, Preciados y Arenal, tomé buen café en Storbucks y las mejores tapas en el Tigre. Converse y bebí caña casi en todas partes. Si bien dormí pocas horas, el tiempo nunca alcanza para todo lo que uno planea en estos casos, hoy siento que tengo que volver a esa ciudad, pero también estoy convencida de que la misma sensación se repetirá en cada nuevo sitio que visite. Por tal motivo quizás tenga que dejar Carabanchel, los pinchos de bacalao del Broca y la vaselina de melocotón para el próximo viaje… ya veremos.
Les cuento que gracias a mi capacidad de ahorro decidí comprarme un teléfono móvil, por cualquier cosa les dejo el número 630332067
Con una inmensa sonrisa en el rostro mando besos y abrazos para todos.
No sería sincera si les digo que los extraño, sin embargo siempre los recuerdo, así que creo que un poco viajan conmigo.
La próxima les contaré algo sobre esta isla que me vio llegar ayer a la noche y que hoy se empezó a mostrar con mil maravillas.
Los quiere, Carla