Por aquí la gente tiene un andar florido y perfumado. En una tarde cualquiera se pueden ver a muchísimos hombres portando el clásico ramillete de jazmines compactos u alguna otra florcita de estación. A falta de solapas con ojales, las flores se llevan detrás de las orejas. Hay quienes me dijeron que es el estado civil el que determina si es en la izquierda o en la derecha, pero muchos otros desestimaron esta historieta de los lados, motivo por el cual no voy a asegurar que sea una costumbre que anida la contraseña para el coqueteo, aunque me gusta pensármelo así.
Las mujeres también son buenas clientas de los jazmineros ambulantes, ellas compran collares florales o ramilletes para perfumar sus carteras.
Es muy común ver a dos personas del mismo sexo caminando tomadas de la mano o del brazo. He visto a hombres darse hasta seis besos para iniciar un encuentro que no duró más de diez minutos.
De la música occidental les encanta Celine Dion y morirían de placer si tuvieran una FM Aspen haciendo el compiladito de melódicos viejos con el que mi generación bailaba en los asaltos.
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