Me encontraba con Edu en Drassanes y pensaba ir caminando como de costumbre, pero tuve que cambiar de planes… Es que fui por tabaco y me quedé charloteando demasiado con el vendedor. Entre otras cosas, volví a escuchar sobre las ventajas del tabaco 100% natural, sin aditivos, y entonces me cambié a Pueblo.
Aunque tomé el metro llegué tarde… Mil, mil, mil disculpas!
Fui disculpada y, en una de las tantas placitas de por ahí, empezamos mojando con unas Voll-Damm. Continuamos almorzando un rico arroz ennegrecido por la tinta de calamares en
Desde unas escalinatas descubrimos a la familia perfecta (y sin comillas). Era tan placentero verlos felices sin hacer ningún caso de las pautas de la sociedad de consumo. No existía ningún comportamiento que evidenciara que pudieran estar influidos por los lugares comunes del vestir, comer, divertirse, relacionarse entre pares, etc, etc, etc.. No fue poco el tiempo que le dedicamos a las fabulaciones para intentar reconstruir sus vidas. Creo que en el fondo estábamos esperando que en algún momento alguno pisara el palito, que alguien gritara “corten” o “es una jodita para Tinelli”. Pero como después de un tiempo considerable nada de eso sucedió tuvimos que asumir que podía ser cierto y entonces nos empezamos a aburrir de tanta perfección. Circunstancia que aproveché para reclamar mi cafecito.
Empezaban a aparecer las cosquillitas en el estómago que yo ya conocía de memoria, algo que me ocurre invariablemente horas antes de dejar un territorio en el que me siento cómoda y a gusto. Creo que intentando quitarles espacio acepté ir por algunos chuches, golosinas sin envoltorios de fábrica, dulces sueltos. Qué geniales son esas tiendas repletas de tiritas de colores azucaradas, nosotros optamos por las de melocotón y nata, las de regaliz, y algunas otras que ya no recuerdo.
Acompañados de una bolsita, que no tenía nada que envidiarle a las de fin de cumpleaños infantiles, recorrimos otros comercios igual de pintorescos, una casa de cotillón, una colchonería, un negocio de zapatos artesanales y una condonería.
El guía un lujo, era una lástima que ya no hubiera más tiempo, tenía el tiempo justo para recuperar mi equipaje y llegar a
-¿Este va a Almería?
-Y qué tengo que hacer yo en Almería. Si tengo mi mujer en Madrid y en algún momento tengo que verla sino corro el riesgo de que me la roben.”
Un chofer de
Que lo sepan:
Pablo y Gerard volveré por mi cucha.
Mati volveré por mi asado.
Edu volveré por más chuches.
Isaac volveré para saber si estás mejor.
1° de agosto
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