... EL GUSTO ES MIO

Mis memorias se tomaron vacaciones... y después del descanso qué difícil es retomar...

sábado, 19 de abril de 2008

Los clásicos...

Hoy si que podemos practicar nuestro gunaydin! (Buenos Días!), si usted quiere intentarlo también diga algo así como gewn-I-duhn…

Nos hemos levantado a las 7:30 y hemos desayunado en el Soray, donde probamos una masa hojaldrada rellena con ricota y especias que caliente está muy bien. Si usted quiere probarlo también, pida su bôregi.

Tomamos el tren hacia el centro de la ciudad en busca de los lugares mencionados en todas las guías turísticas… Para ello descendimos en la estación Cankurtarn y nos adentramos en el barrio Sultanahmet.

Empezamos nuestro recorrido monumental en la gran Mesquita azul, construida allá por el 1600. Nos descalzamos como todo el mundo lo hacía y una vez adentro, esquivando numerosos cuerpos, tomamos las fotografías de rigor. La visita no fue muy prolongada. Cruzando una calle y unos bellos jardines llegamos a Santa Sofía, allí también se agolpaba la gente. De todas formas pagamos nuestra entrada y pasamos los puestos de seguridad, no podíamos dejar de visitar la iglesia de la sagrada sabiduría, no habíamos hecho tantos kilómetros para omitir el templo más importante de la época bizantina inaugurado por el emperador Justiniano en el año 537. Atájense esa, ja ja ja. Pues con tanto nombre y tanta historia AyaSofya nos tomó un poco más de tiempo.

Una calle más arriba nos topamos con la cisterna de la Basílica (Yerebatan Sarnici), curioso… porque se dice que los otomanos tardaron más de 100 años en descubrirla. Chicas con suerte!! Descendimos las escaleras, nos abrigamos un poco para combatir el frío que provoca el exceso de humedad y la ausencia del sol y paseamos por las pasarelas protegiendo nuestras cámaras de las caprichosas goteras.

No anduvimos mucho más para llegar al Palacio Topkapi y menos mal, porque allí si que hay que tomarse un tiempito… Recorrer los jardines, las habitaciones, los Hamam, la cocina, el tesoro, el Harem (entrada aparte) y demás instalaciones lleva aproximadamente cuatro preciosas horas. Si usted viene por aquí ni se le ocurra pagar 10 liras más por las guías electrónicas (poca información y musiquita en demasía).

El desayuno no había sido muy suculento, nos habíamos salteado el almuerzo y a las cinco de la tarde estábamos a punto de devorarnos una a la otra. Encontrar un lugar donde ofrecieran los típicos kebab era nuestro próximo objetivo. Pasamos por restaurantes, teterías, cafés, seguimos haciendo cuadras sin lograr dar con el lugar, hasta que al fin, aventurándonos por callecitas más escondidas encontramos el Kebab Hause. Allí hicimos una degustación de todas las variedades, desinflamos un lavay (pan sin miga) para trozarlo y acompañar los manjares y brindamos con cerveza una y otra vez porque Estanbul se portaba de maravillas con nosotras. Como si eso fuera poco aprendimos a decir hola (merhaba) y por favor (lûtfen) y por el mismo precio Ahmet (amigo kurdo) nos enseñó algunos pasos del baile tradicional de Anatolia.

Con nuestras panzas satisfechas decidimos volver al hotel. De camino nos aprovisionamos de café instantáneo, pan, queso y algunos dulces, por si acaso…

18 de abril

No hay comentarios: