Ahora ya en Ibiza, puedo contarles que mis primeros días en Madrid fueron intensos. Recorrí una buena parte de la ciudad con una extraña mezcla de tranquilidad y excitación absolutas. Los que me conocen bien saben que, me tomo muy a pecho el primer reconocimiento del lugar… con mapa en mano mis piernas y mi espíritu se animaron a cuanto recorrido se abrió en mi camino. Rápidamente conseguí apropiarme de una habitación en pleno centro (sin baño pero con conexión a Internet) por sólo 28 euros la noche, una verdadera ganga si se contempla que Madrid por estas fechas es una plaza muy complicada. Igual de rápido, tomé contacto con las criaturas de mi especie, hoy tengo la sensación de haber participado de una convención internacional en la que había representantes de todas las latitudes. Realmente, Madrid cobija a gente de todo el mundo… la resultante, muchos códigos que descifrar, mucha tela para cortar. Infinitas experiencias que con más tiempo les contaré de regreso.
Entre otras cosas: comí en el Museo del Jamón, dancé en el Palacio Gaviria, me escabullí entre la multitud del Rastro y me reflejé en el río Manzanares. Usé mi abono de metro en Tirso de Molina, Gran Vía y Tribunal… también en Esperanza (sólo para los entendidos, tengo que decir que muchas otras cosas me hicieron canturrear las canciones de Sabina). Caminé varias veces por Hortaleza, Preciados y Arenal, tomé buen café en Storbucks y las mejores tapas en el Tigre. Converse y bebí caña casi en todas partes. Si bien dormí pocas horas, el tiempo nunca alcanza para todo lo que uno planea en estos casos, hoy siento que tengo que volver a esa ciudad, pero también estoy convencida de que la misma sensación se repetirá en cada nuevo sitio que visite. Por tal motivo quizás tenga que dejar Carabanchel, los pinchos de bacalao del Broca y la vaselina de melocotón para el próximo viaje… ya veremos.
Les cuento que gracias a mi capacidad de ahorro decidí comprarme un teléfono móvil, por cualquier cosa les dejo el número 630332067
Con una inmensa sonrisa en el rostro mando besos y abrazos para todos.
No sería sincera si les digo que los extraño, sin embargo siempre los recuerdo, así que creo que un poco viajan conmigo.
La próxima les contaré algo sobre esta isla que me vio llegar ayer a la noche y que hoy se empezó a mostrar con mil maravillas.
Los quiere, Carla
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