Me levanté demasiado tarde y con toda la ansiedad por conseguir un billete para viajar a Madrid al día siguiente (todos me decían que me lo tenía que haber pensado antes, que la época del año no ayudaba). Pues cuando llegué a la estación del Norte me dio susto, había una cola parecida a la de los jubilados argentinos queriendo cobrar sus magras pensiones.
Seguramente la compañía prevé los movimientos de las grandes masas desde el primero de agosto, porque conseguí un asiento a la hora que me vino en gana. Lo único malo fue todo el tiempo que estuve con el corazón en la boca y viendo las mismas cuatro paredes.
Una vez en mi poder el pase para seguir andando… entré a por alguito para comer en un garito que anunciaba en la puerta:
“En els petits detalls
hi ha l’essència de la vida
prente un cafè”
Café y un bikini (lo más parecido a nuestro tostado, pero con pan lactal). Y allí en la terraza un cristiano sacándome fotos sin ningún disimulo. Intimidante! Primero intenté distraerme, pero es que era tan evidente que decidí enfrentar la situación, le dediqué algunas sonrisas impostadas y un a tu salud!! La única reacción que conseguí fue una importante cara de bobo. Seguí con mis cosas… comer y hablar con mi viejo que por fin había conseguido llamarme al celular.
Y cuando ya había terminado con las dos cosas, y no me quedaba más que pagar e irme, el sujeto que había insistido en retratarme hasta momentos antes, se acerca a mi mesa, se dirige a mí con un “Hasta ahora” y se va. Esta escena almodovaresca ayudó para que intimara con la camarera que, no sólo había advertido la situación sino que, había vivido situaciones similares con el mismo sujeto.
Dejé la charla para hacer mi caminata por la costa hasta dar con los amigos que se encontraban en la orilla más lejana. Fue un paseo musicalizado, primero me topé con un grupo de brasileros que, provistos de instrumentos y buenas piernas, abrieron un círculo para que los acompañara con
Ya no faltaba mucho para llegar… aunque se asombrarían de lo que se puede tardar en recorrer unos pocos metros cuando cada diez pasos descubres una rondita de músicos diferente. Yo no lo sabía aún pero, es que era un día especial, estaba comenzando el Busker’s Festival Barcelona, un festival internacional de música callejera.
Pues sólo después de entretenerme con unas cuantas melodías fusionadas di con mis colegas,
-cervezabeer?
–Por supuesto! Hay que brindar!
-Por que siga bueno el viaje!
-Por que se de lo del laburito!
-lhsfo fpasy khzydap, nxpvsyv ivy zfycd id lx v
-mxu bp isddbsñ!! Jdysjue oxyl
-hdg!
-oszyfdlahh………
-¿Ustedes comieron algo?
La trouppe estaba dividida pero como la comida no se le niega a nadie… hicimos las cuadras que nos separaban de unos ricos bocadillos de atún preparados por un simpático y hermoso marroquí.
Las despedidas fueron breves, el regreso a casa larguísimo...
Me olvidaba:
Gracias Pablo por Leviatán.
Me tranquiliza saber
que cuento con material de lectura.
31 de julio
No hay comentarios:
Publicar un comentario