... EL GUSTO ES MIO

Mis memorias se tomaron vacaciones... y después del descanso qué difícil es retomar...

lunes, 28 de julio de 2008

Un día de domingo…

Parece que los domingos son complicados en todos lados. Hoy mi pueblo está muerto y supongo que será igual en los próximos… Probablemente para ver un poco más de movimiento (que no sea entre el desquicio del amontonamiento de sombrillas) haya que ir a la zona vieja, al centro de la ciudad, haya que ir a jugar con Colón.

Bueno yo no jugaré con él, porque es de esos que se roban la pelota, pero al menos me acercaré a su plaza y una vez en su puerta veré que me depara el destino…

Barcelona me gusta porque es rítmica (aún los domingos), y no hablo ni de cómo suena, ni de su seguro ajetreo céntrico. Digo que es rítmica porque se achica y se agranda intempestivamente. Se abre y se cierra, es multicultural… pero debajo de su superficie puede no serlo (eso no me gusta tanto).

Por los barrios sin vida encontré algunas cosas interesantes: viejas parroquias, sets de filmación, vías de tren y muchas plazas.

En la frontera entre la zona que arde y el cinturón ecológico para los que si no, se morirían de pena, me topé por ejemplo con el Museo de la Xocolata.


Una vez adentro del caos no me sorprendí con nada nuevo, salvo con el interior de la Iglesia Santa María del Mar, por la que tantas veces había pasado sin cruzar la puerta (pero aunque fuera domingo me evité la misa).

Pues, después del regocijo espiritual, a lo que venía…

Mi primer asentamiento fue en el Golfo de Bizkaia donde pedí una clara sólo para ver de qué se trataba. Pero la verdad es que me gusta más la cerveza sin aditivos gaseosos, así que para la segunda vuelta en la Tasca el Tropezón, y acompañando la tortilla cortada en cubitos, pediría una caña convencional.

27 de julio

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