... EL GUSTO ES MIO

Mis memorias se tomaron vacaciones... y después del descanso qué difícil es retomar...

miércoles, 21 de mayo de 2008

Con estilo vaticano...

La gente en el Albergue seguía rotando, todos se quedaban el tiempo suficiente para ver el Coliseo, La Basílica de San Pietro y la Capilla Sextina. Yo ya llevaba 19 días teniendo la oportunidad de completar la tarea y seguía en rebeldía.

Pues este día, igual de feo que los anteriores (la primavera ¡porca miseria!), me decidí a avanzar un paso.

Me tomé el metro hasta Ottaviano y llegué a los Museos del Vaticano. Ya me había hecho a la idea de gastarme 14 euros, seguramente valdría la pena.

Con muchísima calma, la antítesis de la actitud general, recorrí cada una de las salas que fui encontrando en el camino. Mientras atravesaba el museo egipcio muchas personas me pasaron como árbol caído, se concentraron solo en un par de piezas pero fundamentalmente en los letreros y la flecha que indicaba el camino hasta la gran obra de Miguel Ángel. Ninguno de ellos perdió de vista el atajo así que el museo etrusco lo hice en un entorno realmente placentero.

A partir de allí empezó el mal trago: corredores y escaleras atestadas, ruido, guías con séquitos que atascaban puertas en todos los idiomas y muchos, muchos espacios destinados a la venta de libros de arte y souvenires (¡Pavada de negocito! Si hasta tazas hay con el sello del Vaticano.)

A esta altura, cuando llegué a la Capella Sistina, mi cuerpo no era apto para brindarse a la contemplación del arte. Ensayé un par de posturas de recogimiento pero el revuelo se imponía… entonces pensé que eso era lo digno de observar y ser analizado, después de todo ya había visto muchas veces las figuras que cubrían estas paredes y techos (probablemente la gente compre los libros para poder mirar con detenimiento y dignidad lo que in situ ni siquiera puede verse en su completitud).

Por ejemplo, para ver El Juicio Universal como corresponde, uno debería poder alejarse de la pared en la que se encuentra la pintura mínimo cinco metros. Esta acción de corrimiento que parece tan sencilla es imposible de hacer a menos que se active la alarma de incendio y todos salgan corriendo, excepto usted (claro está) que es capaz de cualquier cosa por hacer valer sus 14 euros.

Suponiendo que hubiera incurrido en semejante sabotaje, podríamos pensar que la osadía lo liberó también de los insoportables alaridos de los hombre de seguridad reclamando Silence!! y No fotography! Pero todavía le restaría esquivar los letreros con dibujos naif de niños y niñas semidesnudos tachados por una cruz de prohibido. Y otros donde las personitas se encuentran sentadas en el piso con su espalda levemente inclinada para atrás, también tachados obviamente (Como si a uno le alcanzara el espacio para todo ese despliegue).

Mi recomendación es que viva todas esas contradicciones, que respire ese aire de mala conducta, que mire hacia arriba con regocijo “La creación de Adán” y mientras usted se maravilla mirando dos dedos a punto de reunirse reciba todos los codazos que sean necesarios. En definitiva, que vaya, así puede decir que estuvo allí. Ahora eso si, si quiere tener tema para las reuniones sociales gástese unos manguitos más y cómprese el libro, no se fíe de haber contratado un guía, eso no les asegura nada. Pero si ya se excedió mucho en el presupuesto del día no se preocupe, todavía tengo una solución para usted, consulte esta página http://mv.vatican.va/4_ES/pages/MV_Visite.html. Hágame caso!

Promediando las tres de la tarde había terminado de verlo todo. Para mi sorpresa la cafetería-comedor de allí adentro era bastante económica y entonces almorcé. Las cosas positivas a destacar (además del arte, claro) son que te dejan entrar con tus propios alimentos, que de todas formas podés ocupar un lugar como cualquier persona, que hay un pequeñito espacio al aire libre donde podés fumarte un cigarrillito (que aunque a todos los acompañe la paranoia, nadie viene a molestarte) y que hay muchos enchufes.

Por suerte salí de allí y el cielo me indicó que podía animarme a volver caminando.

Cuando llegué me encontré con los brasileros. Al rato Alejandra, una argentina sureña se unía al grupete jocoso. Les presté mi ordenador para que chequearan mails y reservas mientras iba al supermercado por algunos bocaditos y cervezas para compartir.

Más tarde saldríamos a por unas copas para para recibir mi cumpleaños con algo de ruido y a la vez despedirnos, Andrea y Pedro tomaban su avión muy temprano y Alejandra cambiaba de albergue.

Optamos por no alejarnos mucho y los llevé a la Bottiglieria Ai Tre Scalini (dal 1895). Siempre que pasé por el 251 de Vía Panisperna encontré un lindo ambiente y esta vez no tenía por que fallar.

Conocimos gente, charlamos, bebimos y brindamos. Linda velada.


21 de mayo

1 comentario:

Pablo Forte dijo...

Antes de que lo lea......Aguante Los Ramones!!!!
muy buena camiseta la del chabón!!
yo llevé la mia por EUR tb!
Ahora que no están mas, es rendirle un tributo usarla!