Nos tomamos todo el tiempo del mundo y sin grandes planes salimos para seguir descubriendo
Volvimos a la Piazza di Spagna para verla de día, y lamentablemente igual de atestada de turistas, subimos las escalinatas y anduvimos bastante los barrios de la zona y las calles paquetas donde están las grandes tiendas. Almorzamos cerca de
Según el mapa no nos encontrábamos lejos del verde y pensamos que no estaba mal tomar contacto con la naturaleza y broncearnos un poco. Pasamos un buen rato echadas en el pasto hasta que decidimos empezar el viaje hasta el Trastevere. Para acortar la caminata nos tomamos un bus que anunciaba S. Pietro pero, después de haber recibido un cadazo en el rostro, preferimos bajarnos en Piazza Novona. Seguimos a pie por un camino totalmente nuevo y buscando un buen lugar para el festejo rastrillamos el barrio casi en su completitud.
Para cenar elegimos el lugar que nos pareció menos turístico, o por lo menos, el frecuentado por más personas de habla italiana. Mario’s estaba realmente lleno, había gente esperando en la puerta, pero nosotras éramos solo dos y entramos primeras. De todas formas tuve tiempo para conversar con algunos muchachos y pedir colaboración para hacer una celebración más digna, entendiendo la situación y muy bien predispuestos, prometieron llevarnos a un buen lugar para tomar unas copas.
Nos tocó una mesa sobre el pasillo central y sólo por eso nos atendieron rápidamente. Nuestro pedido fue un verdadero acierto pero el mérito es exclusivamente para mi dedo índice que se detuvo en Polpetone con funghi porcini y Carciogi alla romana. La elección del vino en cambio fue de nuestros vecinos de mesa, nosotras solamente nos copiamos. En agradecimiento y porque ya empezábamos a sentirnos borrachas compartimos con ellos el cuartito de tinto que quedaba y los invitamos a brindar por el acontecimiento. Venían del sur, de sitios que nosotras pensábamos visitar prontamente, así que amenizamos rápidamente, incluso una de las chicas nos dio el teléfono de un albergue en Nápoles.
Luego de chuparnos los dedos y con los cachetes algo colorados ayudamos a unos holandeses a hacer su pedido, mientras tanto los caballeros de las promesas terminaban sus platos. Carlo hablaba algo de español así que fue fácil ponernos de acuerdo, yo necesitaba saber si podíamos contar con ellos para nuestro regreso al hotel, era la única opción para extender la vela después de la media noche… Dijeron que no había ningún inconveniente pero me faltaba decirles lo peor, que quedaba en la loma del orto y que además no tenía ni la remota idea de cómo llegar. Inmediatamente me enteré que ellos no residían en Roma, que vivían a una hora en auto y que sólo habían venido a la capital para comer y beber unas copas. Cuando mencioné Fiumicino, Marcello espetó “de camino”. Me preguntaron por la dirección, pero ninguna de las dos la sabíamos…
La solución a los problemas siempre está a la vuelta de la esquina y en dirección para donde uno iba. Llegamos a un pub llamado Friend’s y al cruzar la puerta vidriada leo: WI-FI… con lo difícil que había resultado conseguir una conexión hasta el momento, insólito! Y más increíble aún llevaba mi ordenador portátil!
Mientras traían los tragos, me conecté y conseguí el teléfono del Marriott. Carlo llamó y preguntó como llegar, todo estaba arreglado ya podía concentrarme en la música y en
Llegamos al Marriotto a las 2:30 de la mañana en un auto muy moderno, escuchando música italiana y con invitaciones para visitar algún lugar de la costa entre Roma y Nápoli.
3 de mayo
1 comentario:
Carlita!!!!!!!!
No sé por donde andarás, pero estoy segura que estás bien.
Ya Caro me contó que se vieron x tel, pero hoy nos vemos todas, y seguro contará mas detalles. Me dijo que te vio feliz.
Brindaremos por vos, por nosotras, y porque nunca dejemos de querernos.
Te mando mil besos, y espero que sigas feliz, contagiando tu sonrisa por ahí.
Te quiero mucho.
Mil besos.
Mari
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