Esperé mi turno para ducharme chequeando mails en la computadora del lugar. Para usar la mía tenía que comprar un adaptador para los enchufes locales. Era la primera evidencia de que había suprimido unas cuantas estrellas hoteleras, ya llevaba más de 15 días en Italia y sin embargo todavía no me había percatado del asunto. Se nota que los lugares que reciben internacionales de categoría con frecuencia preven estas cuestiones. (Ciertamente, esta es otra de las complicaciones de visitar varios países en un mismo viaje, los suplementos tecnológicos que uno debe cargar son cada vez más).
Para ser sábado no fue muy difícil encontrar una ferramenta. Una vez comprado el adminículo empezaba nuevamente con el giro. Esta vez llevaba el mapa, pero sólo porque tenía planeado transgredir sus fronteras y quería hacerlo por la vía más rápida. Existía todo un mundo allá afuera.
Tomé la ruta de terme de Caracalla para llegar a la zona de Pirámide. En la caminata divisé lo que llaman el Testaccio, el mejor sitio para la movida nocturna, bares, pubs y discotecas una al lado de
Dopo crucé el ponte Suplicio, atravesé el piccolo Trastevere y me inicié en el grande. Allí encontré muchas cosas para hacer sin pagar ni un solo peso. La parte culturosa fue a cargo del Palazzo Corsini con su muestra permanente y de
Ya les había dado demasiado trabajo a mis piernas así que para alivianarles un poco la carga, hasta que tuviéramos que emprender la vuelta, decidí hacer un alto. Me despatarré en el pasto, comí unas galletas que tenía en mi mochila y leí un buen rato. Después consulté el mapa para ver como iba a encarar el camino de regreso y en las inmediaciones del “yo estoy aquí” vi uno de esos dibujitos que por lo general indican cualquier cosa que sea digna de ver para aquel que llega de visita y está bastante apurado. Se trataba de
Para allí fui, aunque quedara en sentido contrario del albergue y el color del cielo indicara que estaba a punto de llorar.
Me monté en la balaustrada que rodeaba el predio te la real academia, un lugar extraordinario desde donde contemplar la belleza del agua caer…
una platea preferencial para seguir los pasos y ver los gestos de una pareja de recién casados intentando dejar para la posteridad los testimonios “del día más feliz de sus vidas”.
No se que es lo que sucede… porque este no es uno de mis fetiches, lo aclaro. Mientras estaba Adriana, yo afirmaba que la asiduidad con la que aparecían desposados en nuestro camino, se trataba de un mensaje que la acercaba cada vez más a algo que deseaba mucho. Pero ahora ella no está, quizás me tenga que hacer cargo de algo, ja ja ja.
Las primeras gotas hicieron que se rompa el encanto…
la llovizna me acompañó en la marcha…
un chaparrón me invitó a beber una cerveza negra…
la reducción en la intensidad de la tormenta me animó a llegar hasta el hostel…
un nuevo party sorpresivo me dio de cenar… y
la convicción de que el tiempo empeoraría aún más aguo el plan de salir a bailar todos juntos comandados por Julio (que haría que no nos cobrasen entrada).
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