Experiencias ferroviarias en Italia (...lo debía)

Cuando uno no tiene la oportunidad de elegir y compra el pasaje que queda pueden pasar algunas de estas cosas (o todas juntas y en ese caso lo único que queda es resistir):

En primer lugar, le resultará complejo encontrar el andén correspondiente ya que busca un tren que se detiene en infinitos poblados y si su fin de viaje no coincide con la última estación no estará anunciado como usted esperaba. Entonces buscará en unos cartelones inmensos que en letras diminutas lista interminables nombres que usted ignoraba que existían o a lo sumo que conoce vagamente. Si es considerablemente alto no necesitará pedir ayuda, pero en caso contrario deberá ser asistido para la lectura de la información que precisa.

Luego, lidiará entre una multitud hasta alcanzar unos dispositivos amarillos que le permitirán convalidare il titolo di viaggio, Si no hiciera ese procedimiento y lo agarrara el guarda (el chancho para los paisanos), lo trataría igual que a un polizón y le haría pagar una multa bien salada.

Camino a la formación de vagones, procurando ser lo más veloz posible para encontrar un sitio en alguno de ellos, intentará esquivar codazos y patadas pero probablemente, aunque se esfuerce, no lo consiga.

Finalmente dará con un un posto libero que le parecerá cómodo, pero rápidamente le será arrebatado por alguien que ha tenido más disciplina, o más tiempo, que usted y astutamente, posteriormente a comprar el billete, hizo una reserva.

Saldrá del compartimiento cargando todos sus bártulos y comenzará una carrera con obstáculos por un corredor demasiado angosto. Cuando estaba a punto de claudicar, encontrará una segunda oportunidad, pero sólo se sentirá una persona afortunada por un ratito ya que pronto descubrirá que este asiento no es tan bueno como el primero.

Tolerará sin perturbarse pies descalzos de extraños, apoyándose en lo que usted creía parte de su espacio y acercándose con disimulo cada vez más a partes harto sensibles de su cuerpo. Además soportará estoicamente olores a queso de todas las razas y ronquidos en todos los idiomas. A la larga terminará acostumbrándose a todas estas incomodidades e incluso logrará ir mejorando sus posiciones corporales hasta sentirse casi cómodo.

Y entonces… se abrirá la puerta, se encenderá la luz y un señor de uniforme vociferará algunas cuantas palabras. No existe posibilidad de que usted, buscando su pasaje, no pierda la favorable posición conseguida. Esto tampoco lo desalentará demasiado porque ya se sabe bastante más canchero para las artes del contorsionismo. Probablemente esta vez, como se ganará mucho tiempo en no repetir los movimientos fallidos de las primeras experiencias, contará ovejitas y conseguirá incluso conciliar el sueño.

Precisamente en ese momento, o a lo sumo 20 minutos después, abrirán la puerta nuevamente…

En este tipo de viajes se estima que usted viajará al menos 3 horas parado y muy lejos del compartimiento en el que se quedó su equipaje.

Las creatividades, astucias y destrezas que intervienen a partir de allí son muy personales y por eso no existe homologación posible.

Que disfruten del viaje
Estamos trabajando para usted
La Empresa

Es una experiencia increíble
y puede resultar muy provechosa
No deje de preguntar a sus vecinos de pasillo
a que se dedican…
quizás lo puedan ayudar con algo.
Yo conseguí que me dieran unas cuantas lecciones
de italiano
Carla

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Adriana