Bueno yo no jugaré con él, porque es de esos que se roban la pelota, pero al menos me acercaré a su plaza y una vez en su puerta veré que me depara el destino…
Barcelona me gusta porque es rítmica (aún los domingos), y no hablo ni de cómo suena, ni de su seguro ajetreo céntrico. Digo que es rítmica porque se achica y se agranda intempestivamente. Se abre y se cierra, es multicultural… pero debajo de su superficie puede no serlo (eso no me gusta tanto).
Por los barrios sin vida encontré algunas cosas interesantes: viejas parroquias, sets de filmación, vías de tren y muchas plazas.
En la frontera entre la zona que arde y el cinturón ecológico para los que si no, se morirían de pena, me topé por ejemplo con el Museo de
del caos no me sorprendí con nada nuevo, salvo con el interior de
Mi primer asentamiento fue en el Golfo de Bizkaia donde pedí una clara sólo para ver de qué se trataba. Pero la verdad es que me gusta más la cerveza sin aditivos gaseosos, así que para la segunda vuelta en la Tasca el Tropezón, y acompañando la tortilla cortada en cubitos, pediría una caña convencional.
27 de julio
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