... EL GUSTO ES MIO

Mis memorias se tomaron vacaciones... y después del descanso qué difícil es retomar...

viernes, 11 de julio de 2008

Madrugón para cambiar nuevamente de escenario...

Madrugar es poco… si a lo sumo me eché dos horitas. Mi avión salía demasiado al alba, el aeropuerto quedaba a una distancia considerable y, entre el armado de equipaje y esos menesteres, como no sabíamos cuantos años más pasarían para volver a vernos nos habíamos tomamos un tiempo importante para las despedidas.

El punto es que bajé al hall del hotel cuando todavía estaba oscuro. Con sorpresa descubrí que el tipo de la recepción no estaba sólo, lo acompañaban dos señoritas y sus respectivas maletas… SEÑAL DE PARTIDA. Qué bueno que no haya necesidad de luz para iluminarse! Compartí el taxi con las hermosas letonas y los 60 euros de la tarifa se tradujeron a 10 porque nadie tenía cambio. Las chicas estaban dispuestas a que no me saliera ni un céntimo, porque existía una empresa que se hacía cargo de los gastos, pero me pareció un abuso y les di mi sencillo.

Con una cita ya pautada para la noche, hacia el mediodía Barcelona se abría a mis pies, sin embargo yo sólo pensaba en llegar a mi cucha para dormir. Sólo después de una siesta salí a conocer el barrio, estaba parando en el Eixample (a la Dreta).

Muerta de hambre, porque sólo llevaba encima el bocadillo que me obsequió la aeromoza de Air France, me metí en un barcito de la calle Baillén. Allí me pedí una escalibada, un plato típicamente catalán que consta de pimientos, berenjenas, tomates y cebollitas asadas y alineadas con aceite de oliva y sal. Tranqui…

Si bien había trazado una línea bastante recta para llegar a la intersección de la Cera y les Carretes donde me esperaba mi amigo Pablete para cenar, la curiosidad hizo que me desviara varias veces. Tardé bastante más de lo que había planeado, pero al fin llegué a la residencia de Sergio y Fede, en el corazón del Raval.

Después de los abrazos con todos (incluido, el Ale, mi primer profesor de francés que antes de aceptar el propio me anticipó que a mi no me conocía de nada), me quedé a solas con mi compañero de pensamientos libres. Teníamos mucho que contarnos… Con una buena pasta de por medio (que me hizo recordar lo grata que había sido la temporada en la que vivimos juntos en Tigre… es un excelente cocinero) nos pusimos al día.

Más tarde llegó Gerard y nos fuimos para la playa. Recostados en la arena seguimos disfrutando del lindo reencuentro.

A lo naturalmente encantador de emprender el regreso costeando el mar se sumó un bello relato del catalán.

Para Papá Noel que lo mira por TV… En catalunya el CAGA TIÓ se gana todos los corazones. Para las navidades la ceremonia de los más pequeños es darle de comer a un tronco (con carita y cuatro patas) que terminará cagando golosinas y regalitos. Varios días de alimentación para que el día señalado se lo cubra con una manta, se le cante, se le pegue con un bastón y prrrrrrrr… LO CAGARÁ TODO!!

11 de julio

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